COP29: La UE y China tienen la clave para cumplir los últimos compromisos sobre cambio climático
|La COP29 ha dejado claro que los papeles principales en la futura financiación de la acción por el clima recaerán probablemente en la UE y China.
Con la elección de Donald Trump como sucesor de Joe Biden en la presidencia de EE.UU., un nuevo grado de incertidumbre se cierne sobre la política medioambiental estadounidense con la posibilidad de que EE.UU. confirme su retirada del Acuerdo de París en 2026. Esto deja la financiación de la lucha contra el cambio climático en manos de las ambiciones de los países europeos de llegar a cero emisiones netas y de los objetivos más estratégicos de China de reducir su dependencia del petróleo y el gas.
El anterior acuerdo sobre el Nuevo Objetivo Cuantificado Colectivo (NCQG, por sus siglas en inglés), adoptado en 2015, proporcionó un marco para los futuros objetivos de financiación climática. Bajo este marco, el objetivo inicial de 100.000 millones de dólares anuales para 2020 se alcanzó en 2022.
Desde entonces, el aumento inexorable de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y de la demanda energética ha llevado a la conclusión de que esta cantidad dista mucho de ser suficiente, de ahí que en la COP29 se acordara triplicar la financiación a los países en desarrollo, pasando del objetivo anterior de 100.000 millones de dólares anuales a 300.000 millones de dólares anuales de aquí a 2035. Este objetivo relativamente modesto frente a una propuesta inicial de llegar a 1.3 billones de dólares subraya la necesidad de mantener los compromisos financieros por parte de los sectores público y privado para seguir fomentando los proyectos de energías renovables, las estrategias de adaptación al clima y la reducción de las emisiones de CO2 en los países más vulnerables y pobres.
Gráfico 1: emisiones anuales de CO₂ de las mayores economías del mundo (% del total)
Fuente: Comisión Europea - Base de datos de emisiones para la investigación atmosférica mundial (EDGAR)
China supera a EE.UU. y la UE en emisiones de CO2
En términos de emisiones anuales de CO2 por países, se calcula que EE.UU., contribuyó con un 12% del total de emisiones en 2023, casi el doble que la UE. Sin embargo, en lo que respecta a la financiación de la lucha contra el cambio climático, las contribuciones de EE.UU. en 2022 ascendieron a 5.800 millones de dólares, menos de lo previsto. Con el cambio en las políticas energéticas y medioambientales bajo el mandato de Trump, y la probable retirada de los compromisos climáticos, el foco de atención para la mitigación del CO2 y la financiación climática en los próximos años recaerá sobre los hombros de otros países.
China, la segunda economía más grande del mundo, es el principal emisor de CO2, siendo responsable de alrededor del 34% global en 2023. Al estar clasificado como país en desarrollo por las Naciones Unidas, no está obligado en virtud del Art. 9 del Acuerdo de París a prestar ayuda financiera.
Sin embargo, dado que sus emisiones parecen haber alcanzado su punto álgido recientemente, China tendrá que intensificar sus esfuerzos de descarbonización industrial y aplicar una política energética limpia más sostenible si quiere reducir las emisiones mundiales.
Por el contrario, la tercera economía mundial, la Unión Europea, emite relativamente poco CO2, en torno al 6% en 2023, lo que implica que su contribución puede ser bastante para aumentar la financiación de los esfuerzos internacionales de reducción de emisiones y mitigación del cambio climático. La contribución estimada de la UE de 28.000 millones de euros en 2023 a la financiación de la lucha contra el cambio climático, en línea con la del año anterior, pone de manifiesto la brecha existente entre la financiación disponible y la magnitud de la tarea fijada en la COP29.
Gráfico 2: contribución de Europa a la financiación de la lucha contra el cambio climático
Fuente: Consejo de la Unión Europea
¿Puede la UE aprovechar más su poder económico para financiar la lucha contra el cambio climático?
La UE tiene la posibilidad de aprovechar más su poder económico para promover proyectos de transición ecológica y proporcionar financiación relacionada con el clima a los países en desarrollo, pero, en el contexto de las demás exigencias que pesan sobre las finanzas públicas europeas -infraestructuras nacionales, gasto en sanidad y bienestar, defensa-, no está nada claro cuánto más pueden aportar los países europeos.
Muchos países de renta baja y media se sintieron decepcionados por el hecho de que los compromisos de la COP29 estuvieran tan lejos del objetivo inicial. Sin embargo, iniciativas como el fondo de 4.000 millones de euros anunciado recientemente por Italia, destinado sobre todo a desarrollar infraestructuras sostenibles y la cooperación energética en el norte de África, pueden servir de ejemplo de cómo abordar al mismo tiempo cuestiones económicas, medioambientales y sociales nacionales e internacionales.
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