Empleo sólido, Dólar fuerte
|Llama la atención la sorpresa que causó la cifra de empleos de diciembre en Estados Unidos. Diríamos que la sorpresa es que haya causado sorpresa, si se permite el juego de palabras. Era obvio que la cantidad de nóminas creadas iba a quedar muy por encima de lo esperado, que era un número inferior al de noviembre. Tal vez sorprendió la diferencia entre el pronóstico y lo publicado, pero nada más.
A nadie que siga al mercado desde hace tiempo se le puede escapar que, ante un dólar fuerte y que se perfila más fuerte aún, los informes principales quedarán orientado en una dirección tal que el billete se siga apreciando. Es verdad, ninguna tendencia es indeterminada, y un día se termina, pero no era el viernes pasado el día en que ello podía ocurrir, cuando falta poco más de una semana para la asunción de Donald Trump.
Los mercados viven pendientes de los dichos de Trump, y de las consecuencias que pueda tener sobre la inflación, con el efecto que ello causa en las decisiones de la Fed.
Si nos guiamos por las promesas del presidente, la Reserva Federal, lejos de recortar la tasa, debería aumentarla, y en buena forma, tal vez por encima de los máximos de 2023, en el 5.5%.
Los aranceles a las importaciones desde China, que Trump quiere llevar al 60%, provocaría una inflación récord en los primeros meses, y las consecuencias sobre la economía global son poco imaginables.
La impresión, como lo hemos mencionado en varias oportunidades, es que habrá una negociación para evitar efectos demasiado nocivos para Estados Unidos y también para China.
El Dólar crece sin techo por el momento, dado que no hubo contraorden alguna a los dichos de Trump. Pero la teoría va por un lado, la práctica por otro, y si el presidente quiere, como trascendió, que la Fed baje la tasa de interés al 2%, se supone que alguien le avisará que inflación alta y tasa baja no es la mejor fórmula para llevar adelante la economía.
Los rendimientos de los bonos del Tesoro llegaron al 5% en las notas a 30 años, y al 4.79% en las notas a 10 años, inmediatamente después de que los datos de empleo quedaron en su mejor nivel (256.000 nóminas no agrícolas) desde mayo de 2024.
Esto provocó la caída del Yen a mínimos de varios meses rozando 159.00, y encendiendo las alarmas en Tokio, con el Banco de Japón sin tomar acción alguna.
A la vez, el Euro llegó a mínimos de octubre de 2022, cuando se recuperaba de la peor crisis de su corta historia, que lo había llevado a 0.9530 un mes antes, al rozar 1.0200, y la Libra esterlina llegó a mínimos de noviembre de 2023, en 1.2190, con la cota de 1.2000 a la vista. Dicho nivel es el mínimo de ese mismo 2023, y hay motivos para pensar que puede tocarlo y quebrarlo, ante la venta récord de bonos británicos, con una tasa que llegó a su mayor nivel en 16 años.
¿Podrá el Dólar sostener este ritmo alocado? Lo dudamos mucho. Cuando un activo, en este caso nada menos que el dólar, se fortalece ante las promesas, se cae ante la realidad consumada. ¿Acaso puede caer el 20 de enero? Claro que no, pero es altísimamente improbable que el Euro pierda la paridad y la Libra 1.1800, como también que el Yen pierda su mínimo de más de 38 años en 161.30 que tocó a mediados de 2024.
La onza de Oro, ajena a todo, sigue creciendo. El viernes rozó 2700 dólares, su máximo en un mes, y aunque los máximos históricos de fines de octubre en 2789 dólares están lejos, comienzan a aparecer en las pantallas.
Desde lo fundamental no hay muchos motivos para que se ubique en tal nivel. Si bien la tensión en Medio Oriente en un argumento que siempre queda cómodo para explicar cualquier alza del oro, lo que está sucediendo con la onza en estos días luce como una gran burbuja, que podría explotar en su contra si, como trascendió, una reunión entre Trump y Putin detiene la guerra en Europa del este.
Técnicamente, el oro dejó un gap en 2562 dólares que no cubrió, y conviene repetir por enésima vez que los gaps siempre se cubren en los mercados continuos.
La semana que se inicia tiene varios informes de primera línea que, sin embargo, esta vez no tendrán un especial impacto en el dólar. Tanto la inflación mayorista (el martes) como la inflación minorista (el miércoles) y las ventas minoristas (el viernes) podrían generar algún efecto en los mercados. Pero las dudas sobre las próximas acciones de la Fed ya no existen: no habrá recortes en enero, seguramente tampoco en marzo, y si el billete cede alguna posición solo será una plataforma de apoyo para volver a crecer. Se acerca el 20 de enero, y no hay motivos para pensar en cambios relevantes en estos pocos días que quedan hasta esa fecha.
Amigos, tengan todos una excelente jornada de operaciones, nos vemos el martes.
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