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Análisis

La economía mundial se expande, pero unos tipos de interés altos durante mucho tiempo son un riesgo importante

El segundo semestre del año presenta algunos aspectos positivos. La resistencia del consumidor estadounidense, el estímulo fiscal de China y la incipiente recuperación de la eurozona contribuyen a una expansión económica moderada, pero constante, que probablemente se prolongue hasta finales de 2024.  

Sin embargo, estas perspectivas positivas no están exentas de riesgos. Una de las principales preocupaciones que tenemos es si los tipos de interés se mantienen demasiado altos durante demasiado tiempo, lo que acabará provocando alguna ruptura. En Estados Unidos ya se observa un aumento de la morosidad en las tarjetas de crédito y los préstamos para la compra de automóviles. El continuo aumento de las provisiones para préstamos morosos relacionados con el sector inmobiliario comercial estadounidense también es un claro indicador de que están apareciendo poco a poco grietas que requerirán una respuesta política.

Ya hemos visto los primeros recortes de los tipos de interés por parte de los bancos centrales de los mercados desarrollados. El Banco Nacional Suizo (BNS) fue el primero en bajar los tipos de interés, seguido del Banco Central Europeo (BCE) y ahora esperamos que la Reserva Federal estadounidense (Fed) siga su ejemplo. Los tipos de interés en EE.UU. son más altos de lo que requeriría el actual nivel de inflación. Sin embargo, la fortaleza de la economía, a pesar del nivel relativamente alto de los tipos de interés, otorga a la Fed el lujo de haber mantenido los tipos en suspenso y asegurarse de que la inflación no regrese con un nuevo repunte.

El presidente de la Fed, Jerome Powell, afirmó en la reunión de junio que solo habría un recorte de los tipos de interés antes de finales de año. Sin embargo, consideramos que todavía podría haber alguna sorpresa. El banco central estadounidense tiene que reaccionar a los datos que vigila, y además tiene un doble mandato: estabilidad de precios y empleo. Con un mercado laboral fuerte y una inflación ligeramente inferior al 3%, la Fed está muy cerca de cumplir perfectamente su mandato, sin haber provocado una recesión.

En general, consideramos que la inflación está ahora bajo control en los países desarrollados, con una inflación general que ya se sitúa por debajo del 3% tanto en Estados Unidos como en Europa. Los principales riesgos inflacionistas que prevemos proceden de los precios de materias primas como el petróleo, el cobre o los costes de transporte y otras posibles perturbaciones geopolíticas externas. Hay tendencias inflacionistas a un plazo más largo, como el gasto militar, el aumento de las barreras comerciales y la deslocalización de las cadenas de suministro. Sin embargo, hay muchas fuerzas deflacionistas, como los aumentos de productividad derivados de la inteligencia artificial. 

Los bancos centrales de los mercados emergentes fueron más rápidos a la hora de subir los tipos de interés cuando la inflación mundial se aceleró por primera vez. Brasil fue uno de los primeros, lo que le ha permitido recortar los tipos de interés antes de tiempo. La solidez de la economía subyacente ha mantenido al real brasileño como una de las divisas con mejor comportamiento en los dos últimos años. Un recorte de los tipos de interés en Estados Unidos debilitaría el dólar, lo que apoyaría todavía más a las economías de mercado emergentes, en las que actualmente tenemos una opinión relativamente alcista sobre una selección de las mismas.  

Las ratios deuda/PIB son en muchos casos mejores que los de sus homólogos desarrollados, lo que hace atractivo el rendimiento de la deuda de los mercados emergentes. Las economías emergentes exportadoras de materias primas se están beneficiando de las continuas subidas de precios en los mercados de materias primas, mientras que países como México están registrando niveles récord de IED como resultado del near shoring de las cadenas de suministro.  

En el plano geopolítico, no consideramos que las próximas elecciones en el Reino Unido, Francia y EE.UU. entrañen riesgos para los mercados de momento porque las elecciones rara vez tienen un impacto duradero en los mercados. Hemos asistido a un giro a favor de la derecha en Europa, pero todavía no está claro si esto tendrá repercusiones en la política económica. Somos relativamente alcistas para los activos europeos, independientemente de la política. Vemos una recuperación del impulso económico en la Eurozona, mientras que los activos europeos cotizan con valoraciones bajas, lo que supone una oportunidad. En cuanto a Estados Unidos, el mercado espera una victoria de Trump y que las decisiones políticas sean más favorables para las empresas. 

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