Los mercados subestiman los efectos negativos de las políticas comerciales propuestas por Trump
A las puertas del desenlace de las elecciones de EEUU, Ronald Temple, estratega jefe de mercados de Lazard, sostiene que los tres temas políticos que con mayor probabilidad moverán los mercados están relacionados con los impuestos, la regulación y el comercio. En esta ocasión, las diferencias políticas son significativas y podrían cambiar la trayectoria de la economía estadounidense y mundial, asegura.
Si Kamala Harris gana la presidencia y disfruta de una Cámara de Representantes demócrata, pero tiene que lidiar con un Senado controlado por el Partido Republicano, que es uno de los escenarios principales que se dibujan, en opinión de Temple, “es poco probable que el Congreso apruebe legislación significativa, al menos hasta 2026, cuando los demócratas tienen la oportunidad de recuperar el control del Senado”. Esto significaría que la capacidad de Harris para influir en la política nacional podría limitarse a órdenes ejecutivas y a raras áreas de acuerdo bipartidista.
En el caso de que Donald Trump llegue a la Casa Blanca y el Partido Republicano controle tanto la Cámara de Representantes como el Senado, el segundo escenario probable, cabría esperar que los mercados reaccionaran positivamente ante las perspectivas de una reducción del tipo del impuesto de sociedades del 21% al 15% y de una menor supervisión reguladora de los sectores de la energía y los servicios financieros, según el estratega de Lazard.
Temple cree, sin embargo, que los mercados están subestimando los efectos negativos de las políticas comerciales propuestas por Trump: un arancel del 10% a todas las importaciones de EEUU, independientemente de su origen, y del 60% a las procedentes de China. Si aplicara estas políticas, la tasa arancelaria media ponderada sobre las importaciones en EEUU aumentaría del 3% actual a casi el 20% sobre los 3.7 billones de dólares de bienes importados cada año. “Este impuesto sobre los consumidores y las empresas estadounidenses sería inflacionista, reduciría el crecimiento del PIB y afectaría negativamente a los márgenes de beneficio de las empresas”, afirma. Los aranceles también podrían poner fin a los recortes de tipos de la Fed, por el aumento de la inflación, lo que fortalecería al dólar.
Los mayores beneficiados por un segundo mandato de Trump en el mercado de renta variable serían la energía y los servicios financieros (a través de tipos impositivos corporativos más bajos, menos regulación y ausencia de aranceles, ya que importan muy poco del extranjero), mientras que los sectores perdedores incluirían probablemente valores de consumo discrecional, empresas de hardware tecnológico y empresas industriales que importan un contenido significativo. Dentro de cada sector, los inversores tendrán que determinar qué empresas son más vulnerables a los aranceles sobre los insumos, así como a las represalias de los socios comerciales por las exportaciones. Dicho esto, Temple cree que “los inversores deberían estar desarrollando un plan de juego para reducir el riesgo relacionado con la política comercial y capitalizar la volatilidad que podría resultar de las elecciones independientemente de qué candidato prevalezca”.
Otros focos
El segundo foco de atención en la semana estará puesto en la reunión de la Fed. Independientemente del resultado de las elecciones, el experto de Lazard apuesta por un recorte de tipos de otros 25 puntos básicos. “No creo que la Fed pueda ajustar sus planes de tipos debido a las elecciones. Más bien, esperaría que la Fed sólo cambiara su trayectoria de tipos si se impusieran aranceles y pareciera probable que aumentaran las tasas de inflación”, comenta.
Paralelamente, los inversores vigilarán en China el Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, que se reúne del 4 al 8 de noviembre y del que se espera anuncie medidas de estímulo fiscal. Hasta la fecha, el mercado ha especulado principalmente con dos paquetes diferentes: uno relacionado con un programa de emisión de bonos especiales a muy largo plazo del Gobierno central por valor de 6 billones de renminbi para ayudar a los gobiernos locales a resolver sus problemas de deuda fuera de los libros; y otro de 1 billón de renminbi para recapitalizar los bancos más grandes y 1 billón adicional para estimular la demanda de compras de consumo mediante subsidios y créditos comerciales para artículos duraderos. “Las expectativas del mercado son elevadas, lo que significa que hay bastante margen para la decepción”, dice Temple.
Referencias de la última semana
De los datos publicados la semana pasada, Temple destaca varias referencias de EEUU, que llevan a pensar en un aterrizaje suave de la primera economía mundial. El PIB del tercer trimestre aumentó menos de lo esperado (un 2.8%), pero los datos subyacentes fueron sólidos y sigue creciendo por encima del potencial. El índice de precios PCE se mantiene en una buena trayectoria a pesar de los recientes aumentos interanuales debidos a efectos de base, lo que “debería gustar” a la Fed. Y los datos del mercado laboral volvieron a ser débiles, con un crecimiento de las nóminas no agrícolas y de las ofertas de empleo muy por debajo de lo esperado, y un menor crecimiento de las remuneraciones, por lo que la Fed tiene un incentivo mayor para recortar los tipos esta semana.
En Europa, el crecimiento del PIB de la zona euro superó las expectativas, con sorpresas al alza en España, Alemania y Francia, lo que sugiere que la economía de la región podría estar ganando tracción, según Temple. Pese a ello, sigue viendo al BCE relajando los tipos de forma significativa hasta 2025.
En Asia, los datos del índice de gestores de compras (PMI) de China mejoraron marginalmente en octubre. Es demasiado pronto para “celebrar el fin de la depresión” del sector manufacturero chino, pero los datos del PMI de este mes, combinados con el amplio estímulo monetario anunciado hasta la fecha y el probable estímulo fiscal “podrían representar el comienzo de un punto de inflexión económica en China”, defiende Temple.
Finalmente, el Banco de Japón (BoJ) mantuvo su política monetaria y señaló que el riesgo para los precios es alza. Pero pese a esa opinión, el estratega de Lazard espera “que la política [del BoJ] siga siendo limitada, especialmente en un contexto en el que el Partido Liberal Democrático (PLD) se ve obligado a formar una coalición de gobierno más amplia” después de que la formación del primer ministro Shigeru Ishiba y el Komeito perdieran su mayoría en la Cámara Baja de la Dieta en las elecciones celebradas el 27 de octubre.
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