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Educación

Encontrar calidad en la renta fija

Como decía Forrest Gump: «La vida es como una caja de bombones. Nunca sabes lo que te va a tocar». Pero siendo honestos... aunque la mayoría no nos resistiríamos a coger un bombón si nos ofrecen, ¡nadie quiere que le toque el de coco! A veces las cosas salen mal, pero muchas otras veces salen bien.

Como es lógico, el resultado es algo esencial para los inversores, por lo que nos enfocamos en la calidad con el fin de obtener buenos resultados y reducir al mínimo cualquier decepción. ¿Pero cómo podemos aumentar las posibilidades de conseguir justo lo que queremos?

La renta fija es un sector del que conocemos el potencial alcista y, con las yields actuales, dicho potencial es mucho mayor que el que venimos viendo desde hace tiempo. En TwentyFour, siempre decimos que ganar como inversor en bonos significa obtener intereses de manera regular y, además, recuperar todo nuestro capital al vencimiento. No perseguimos un enorme potencial de revalorización de las acciones o el crecimiento de los dividendos, sino que nos centramos en garantizar los intereses y el capital de forma certera.

Por tanto, nuestra meta no es únicamente encontrar a los ganadores, sino que, para nosotros, la inversión de calidad también implica asegurarse de esquivar a los perdedores. Para ello, filtramos todo aquello que pueda tener un resultado negativo con el fin de reforzar al máximo la fiabilidad de los resultados y preservar así el resultado global de la cartera.

¿Y cómo lo hacemos?

No hay que abarcar demasiado: mejor empezar a nivel de cartera. Creemos que el resultado debe tenerse en cuenta para cada una de las posiciones en las que consideramos invertir, de modo que tengamos una idea clara de lo que podemos ofrecer a nuestros clientes y en qué lapso de tiempo. Siempre hay momentos a lo largo del ciclo en los que los mercados ofrecen una mayor rentabilidad y momentos en los que ésta es inferior. Cuando las yields son bajas, es posible sentir cierta presión por mantener un nivel de rentabilidad asumiendo un mayor riesgo. Esto añade incertidumbre al posible resultado. En su lugar, deberíamos transmitir lo que pensamos sobre el valor de mercado y cuál es el nivel adecuado de rentabilidad que cabría esperar dependiendo de la estrategia en cuestión.

A prueba: somos conscientes de que no podemos predecir en detalle lo que ocurrirá en el futuro, y menos en contextos como el actual; los principales motores de la rentabilidad de la renta fija podrían discurrir por derroteros inciertos y el timing es algo que escapa a nuestro control. Podríamos estar muy convencidos de obtener un resultado en particular, pero las pruebas de estrés periódicas a las que sometemos a nuestras carteras nos sirven para entender mejor el impacto de un resultado adverso, dándonos una perspectiva clara para evaluar y minimizar la probabilidad de que se dé dicho resultado.

Identificamos los puntos débiles: es fácil saber cuáles son las posiciones de mayor convicción de un gestor de carteras y doblar la apuesta, si bien añadir tales posiciones a menudo podría conllevar yields menos oportunas. Lo que resulta más difícil es no dejar de lado las posiciones de menor convicción. Nos gustaron lo suficiente en el momento en que las compramos, así que no debemos relajarnos, y debemos seguir comprobando con regularidad las posiciones en las que ahora tengamos menos convicción. Para este fin contamos con nuestro sistema Observatory, que identifica fácilmente y clasifica tanto la oportunidad a nivel de mercado como nuestras posiciones sobre una base de riesgo ajustado. Por tanto, no solo intentamos añadir lo mejor de lo mejor, sino que nos aseguramos de dedicar el mismo tiempo a nuestras posiciones menos predilectas.

Más allá de los números: cualquiera que invierta en crédito corporativo destacará la importancia de los ratings, cómo varían y sus principales motores: apalancamiento, flujo de caja libre, etc. Sin embargo, es importante identificar otros elementos que puedan afectar a la calidad crediticia; por ejemplo, en los dos últimos años el poder de fijación de precios frente a la inflación —un emisor que trata de lidiar con el coste de la inflación repercutiéndolo a sus clientes— y el nivel de exposición de los emisores financieros al mercado de los inmuebles comerciales a escala mundial —cuando surgieron los problemas en el sector de los bancos regionales estadounidenses—.

Por tanto, aunque no podamos garantizar que todos los días vayamos a ver una rentabilidad total positiva, al gestionar las carteras con la mirada puesta en evitar a los perdedores, nos estamos permitiendo aumentar nuestras posibilidades de tener más ganadores en cartera y, gracias a ello, podemos estar más seguros de que las necesidades de nuestros clientes se verán satisfechas en un periodo razonable de tiempo. Este es el resultado de calidad que buscamos.

 

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