Operando en el momento exacto
|Este artículo, escrito por Sergio Mur, fue publicado originalmente en la revista de enero de 2016 de Traders' Magazine.
- Enrique Díaz Valdecantos es Trader desde 2006. Coordinador y fundador de Precio y Volumen Formación, S.L. (www. precioyvolumen.com). (BA) Business Administration por la Anglia Polytechnic University (UK), Master en Análisis Bursátil, Inversiones Financieras y Valoración de empresas por la Universidad de Sevilla y especialización en Banca Privada y Asesoramiento Financiero por el IEB (Instituto de Estudios Bursátiles).
El momento perfecto para entrar no es hacerlo en los mínimos, como tampoco lo es salirse en los máximos, la entrada tiene que estar donde tiene que estar, justo cuando el precio lo confirma, ni antes ni después. Esto, aunque sea fácil de decir no lo es tanto de hacer, pero vamos a ver una idea técnica, basada en el volumen, que le ayudará a acercarse a este punto tan especial y que puede ayudarle a obtener mejores resultados.
Para desarrollar el presente artículo voy a rescatar una reflexión que compartía mi amigo, socio y Maestro Paco Gómez no hace muchos días:
“Cuando queramos participar del mercado debemos tener en cuenta una cosa muy importante: hay que esperar a que el gran profesional se decida a salir del agujero. De hecho, ese debería ser nuestro momento de actuar, primero ellos y luego nosotros. Nunca nos anticipamos al movimiento. Como norma general vamos con la tendencia, ahora bien, siempre que ésta ya esté confirmada. El problema es que cuando queremos posicionarnos a favor de la tendencia en las correcciones nunca sabemos cuando van a concluir. Que hayamos visto signos de acumula ción o distribución no quiere decir que el precio se tenga que girar inmediatamente. De hecho, el precio se girará sólo cuando se den las condiciones apropiadas para ello, y no antes. No nos empeñemos en querer buscar lo que no hay ni en querer ver lo que no existe.”.
Esta reflexión encierra tres claves importantes del trading. La primera es la humildad: no podemos pretender ser más listos que el mercado. Querer “girar al precio” de forma prematura sin que el cambio de dirección se haya producido es un juego perdedor. La segunda es la importancia de operar siempre a favor de la tendencia, lo que Jesse Livermore denominó “la línea de menor resistencia”, y que consiste básicamente en buscar “largos” sólo cuando detectemos que la oferta ya no presiona y en buscar “cortos” cuando detectemos que es la demanda la que ya no lo hace. Y la tercera, y donde me centro en este artículo, es la de operar sólo cuando detectemos que el siguiente movimiento, después de la corrección, ya está en en pleno desarrollo.
Dualidad “impulso-corrección”
Una de las hipótesis más aceptadas por casi todos los operadores técnicos es la de que el precio se desplaza a través de la tendencia con una serie de movimientos impulsivos corregidos temporalmente por movimientos en sentido contrario llamados retrocesos o correcciones (ver imagen 1). Es lo que denominamos “dualidad impulso-corrección”. Obviamente si fuésemos capaces de detectar justo el final de esas correcciones tan sólo tendríamos operar en esos precisos instantes y nuestros beneficios serían máximos. En otras palabras, tendríamos en nuestras manos el ansiado Santo Grial. Pero la mala noticia es que eso de entrar justo al final de la corrección es una auténtica quimera.
Es cierto que existen muchas estrategias que tratan de vislumbrar cuando se producirá el tan ansiado final de corrección, pero ninguna es perfecta y aunque sus planteamientos puedan ser interesantes, la realidad es que nunca sabremos de antemano cuanto puede durar esa corrección. Una de esas técnicas son los retrocesos de Fibonacci que nos proponen, básicamente, que el final de la corrección se producirá, con mayor probabilidad, en niveles de precio y tiempo relacionados con la secuencia de Fibonacci, y más concretamente con la ratio áureo (0,6180). Niveles como el 0,38 (38%), el 0,618 (62%), el 0,8 (80%), a los que podemos añadir el 50% y el 100%, que, aunque no tienen relación matemática directa con el número áureo o los niveles de Fibonacci, también son muy utilizados por infinidad de operadores (ver imagen 2). Otras propuestas, también válidas son, por ejemplo, el apoyo a una media móvil, divergencias entre el precio y osciladores como el RSI, apoyo en niveles reales de soporte y resistencia significativos, volúmenes en áreas previas, patrones chartistas como el “Pull-back”, etc. Hay muchas y todas interesantes, pero lo me gustaría proponerle ahora es que le de una vuelta de tuerca y estudie la posibilidad de añadir algún otro elemento técnico que le sugiera que el nuevo movimiento impulsivo ya está en desarrollo. Obviamente esto tampoco es garantía de éxito, y además implica sacrificar parte del movimiento, pero le aporta una cosa muy interesante: actúa bajo la evidencia de que el precio ya avanza en la dirección deseada.
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