Tres de los principales bancos centrales del mundo tienen esta semana la palabra. Descartado un movimiento en los tipos de interés por parte de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed), la atención se centrará fundamentalmente el mensaje que transmita el miércoles tras su reunión de dos días sobre política monetaria.
Ronald Temple, estratega jefe de mercados de Lazard, no espera un recorte de tipos de la Fed en esta próxima cita ni en lo que resta de año. Su opinión, que se sale del consenso de mercado (los futuros de los fondos federales descuentan una relajación de 70 puntos básicos (pb) a finales de 2025), se basa en su previsión de que los aranceles estadounidenses aumentarán en alcance y escala, elevando la inflación. “Aunque una reaceleración de la inflación no conducirá necesariamente a subidas de tipos, espero que las crecientes presiones sobre los precios impidan a la Fed relajar su política incluso aunque aumente el desempleo”, comenta.
La inflación del IPC estadounidense de febrero publicada la semana pasada fue ligeramente mejor de lo esperado, pero las perspectivas son negativas. Dependiendo del alcance y la magnitud de los aranceles, el IPC subyacente podría aumentar hasta el 3.5% o el 4% a finales de este ejercicio, subraya. En paralelo, la Encuesta de Ofertas de Empleo y Rotación Laboral (JOLTS) ofreció señales contradictorias sobre el mercado laboral del país, pero tomados en conjunto, los datos estarían señalando a futuros aumentos en el desempleo, sostiene. “Espero que el mercado laboral estadounidense se suavice hasta 2025, ya que las empresas luchan por encontrar recortes de gastos para compensar los aumentos de costes impulsados por los aranceles y, al mismo tiempo, proteger los márgenes de beneficio”, explica.
Hay que tener en cuenta que EE.UU. ya activó la semana pasada los aranceles de unos 150.000 millones de dólares a las importaciones de acero, aluminio y otras relacionadas, que es probable que se impongan más gravámenes a una gama cada vez más amplia de bienes y países, y que se amplíen las medidas de represalia en tanto en cuanto los socios comerciales respondan a las decisiones estadounidenses. “La divergencia más significativa entre mi opinión y la del mercado es que creo que la Administración tiene la firme intención de cumplir su retórica comercial. Espero que se impongan aranceles adicionales significativos y que permanezcan en vigor el tiempo suficiente para elevar materialmente la inflación estadounidense, reducir el PIB estadounidense (y no estadounidense) y recortar los márgenes de beneficio de las empresas”, asevera Temple.
No en vano, las cifras del sentimiento de la Universidad de Michigan difundidas el pasado viernes reflejaron una caída brusca, con un aumento sustancial de las expectativas de inflación y, según el estratega de Lazard, cabe esperar que la guerra comercial en construcción siga mermando la confianza de los consumidores y las empresas a medida que aumentan las presiones sobre los precios y se debilitan los mercados laborales, apunta.
Así las cosas, para Temple, es probable que el reto para la Fed sea una combinación de inflación creciente y aumento del desempleo. “Dado el doble mandato de estabilidad de precios y máximo empleo, la Fed posiblemente recibirá críticas, pero si se mantiene fiel a su mantra de los últimos cuatro años de que la estabilidad de precios es una condición previa para el pleno empleo, tendrá que dar prioridad a la inflación sobre el empleo y mantener una política estable”, comenta.
Japón
Horas antes de que el miércoles se pronuncie la Fed será el turno del Banco de Japón (BoJ), del que se espera que mantenga estable su política monetaria. La información importante que se obtendrá de la declaración política y de la conferencia de prensa estará relacionada con las señales económicas que el banco central nipón necesita ver para justificar una normalización adicional de los tipos de interés, dice Temple. Los mercados prevén actualmente 31 pb de subidas de tipos para finales de año.
De momento, los primeros datos de los aumentos salariales de primavera en Japón, shunto, conocidos la semana pasada son un “buen augurio”, según el experto de Lazard. Los aumentos salariales se están produciendo a un ritmo del 5.46%, frente al consenso de Bloomberg del 5.1% y el primer informe del año pasado del 5.28%. Y el próximo viernes se podrá comprobar cómo evolucionan los índices de precios ya que se publicará el IPC de febrero que, aunque se prevé que se haya desacelerado respecto a enero en términos interanuales, aún estará en tasas elevadas. “Incluso con la probable relajación de las presiones sobre los precios, un IPC subyacente muy por encima del 2% es suficiente para sostener el proceso de normalización de la inflación en Japón y para alimentar el proceso de optimización del capital que espero que avance en los próximos años”, justifica.
Reino Unido
Por otro lado, los mercados valoran en un 3% la posibilidad de que el Banco de Inglaterra (BofE) recorte los tipos en 25 puntos básicos este jueves, con una probabilidad de relajación del 76% en la reunión del 8 de mayo. Temple reconoce que estará atento a cualquier señal de datos adicionales que la autoridad monetaria británico esté buscando para determinar futuros movimientos de su política. En este caso, el cambiante telón de fondo económico y político de la UE podría afectar a las futuras expectativas de crecimiento e inflación del Reino Unido, ya que los gobiernos europeos, incluido el británico, van a aumentan significativamente el gasto en defensa.
Otros focos de atención
El estratega de Lazard también se refiere precisamente a la votación este martes en el Busdestag alemán del acuerdo para las reformas constitucionales que acordaron el pasado viernes Unión Cristianodemócrata (CDU)/Unión Socialcristiana (CSU) y el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) con Los Verdes para permitir un aumento sustancial del gasto en defensa y la creación de un Fondo de Infraestructuras de 500.000 millones de euros. En este sentido remarca que la aprobación en el Bundestag no es el final de la historia, ya que las reformas también tienen que pasar por el Bundesrat y ser revisadas por el Tribunal Constitucional. En todo caso, espera que los cambios se apliquen con implicaciones significativamente positivas para el crecimiento y la seguridad alemanes y europeos.
Finalmente, Temple alude a los decepcionantes datos de inflación de China, tanto del IPC y como del Índice de Precios al Productor (IPP), reflejo de los desequilibrios entre la oferta y la demanda que presionan los precios a la baja, y que demuestran que la estrategia gubernamental de exportar el exceso de producción es cada vez más inviable, ya que sus homólogos comerciales defienden a sus propios productores del dumping chino. “Me preocupa que la incapacidad del gobierno central para actuar con la suficiente agresividad para reestructurar la economía china se traduzca cada vez más en un estancamiento a largo plazo y aumente el riesgo de arraigar expectativas deflacionistas en la mentalidad de las empresas y los consumidores chinos. Las implicaciones podrían ser muy negativas en una economía tan apalancada como la china”, concluye.
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