Los últimos datos sobre las nóminas no agrícolas del pasado viernes mostraron que el mercado laboral estadounidense mantiene su fortaleza. Citando al presidente del Banco de la Reserva Federal de Chicago, Austan Goolsbee, «el mercado laboral parece estar estabilizándose en un nivel cercano a la tasa de pleno empleo». ¿Está en lo cierto?
Los esperados datos de las nóminas no agrícolas de diciembre indicaron una creación de 256.000 puestos de trabajo, una cifra muy superior a las previsiones. Por otro lado, el dato revisado de octubre y noviembre fue de tan sólo 8.000 empleos menos. Este último dato es muy positivo, si tenemos en cuenta las recientes revisiones de mayor envergadura debidas a tormentas y huelgas. Por su parte, la tasa de desempleo bajó inesperadamente del 4.231% al 4.086% como consecuencia de un fuerte aumento de 487.000 personas en la encuesta de hogares, superando el incremento de 243.000 personas en la población activa.
El presidente de la Reserva Federal de EE. UU. (Fed), Jerome Powell, hace referencia regularmente a las medias trimestrales y semestrales de estos datos de nóminas no agrícolas; las últimas cifras dejan la primera sin cambios en 168.000 (teniendo en cuenta la revisión ligeramente inferior del mes pasado), pero elevan la media semestral de 141.000 a 164.000. Evidentemente, se trata de una tendencia sólida, incluidas las revisiones y estamos ante un dato que la Fed analizará favorablemente.
Los últimos datos de la encuesta JOLTS (Job Openings and Labor Turnover Survey) del martes mostraron un aumento de 8.098 puestos de trabajo vacantes en noviembre, frente a 7.839 de octubre, lo que supone el tercer mes consecutivo de crecimiento de esta cifra. Quizá lo más sorprendente fue la caída de las ofertas en el sector del ocio y la hostelería (968.000 frente a 1.01 millones en octubre), dado que el reciente repunte de las ofertas en general fue impulsado por el sector de los servicios profesionales y empresariales (1.885 millones frente a 1,612 millones en octubre). Es interesante ver que la demanda de mano de obra se está fortaleciendo a pesar de que la política monetaria sigue siendo restrictiva y las preocupaciones políticas son elevadas. Una mayor demanda de los empleadores suele reflejar la confianza en el crecimiento económico, es decir, la necesidad de satisfacer la creciente demanda de bienes y servicios.
Sin embargo, las cifras de ceses y despidos presentan un panorama más intrigante. En noviembre, la tasa de abandono descendió del 2.1% al 1.9%. Normalmente, esto se correspondería con una reducción de las ofertas de empleo, pero aún así podría sugerir un descenso de la confianza de los trabajadores debido a la dificultad para encontrar otro puesto. Además, los despidos aumentaron en noviembre. Aunque lejos de los niveles de recesión, este incremento puede sugerir que las empresas se están volviendo más conscientes de los costes o están ajustando su plantilla en previsión de una menor demanda. El viernes, el salario medio por hora (SMI) también se situó en el 0.3% intermensual, una ligera reducción tras dos meses consecutivos en el 0.4%; en líneas generales, esta cifra está en consonancia con las tendencias señaladas anteriormente, aunque, en nuestra opinión, sigue estando un poco por encima de lo que la Reserva Federal podría considerar aceptable.
¿Qué significa esto para la Reserva Federal? Aunque es evidente que el mercado laboral se mantiene fuerte -tres meses de aumento de las ofertas de empleo revelan poca debilidad-, hay un par de señales más débiles que la Reserva Federal observará con interés en el contexto de un posible enfriamiento de las presiones salariales. El descenso de la tasa de abandono del trabajo y el aumento de los despidos reducen el poder de negociación de los trabajadores, lo que podría frenar el crecimiento salarial. Esto contribuiría a aliviar las presiones inflacionistas, sobre todo en el sector servicios, en el que los costes laborales son un motor importante. Esto podría ser más frecuente en los sectores de salarios más bajos, como el ocio y la hostelería, a medida que se modere la demanda de mano de obra (obsérvese la caída de las ofertas de empleo en noviembre).
Sin embargo, es probable que los miembros de la Reserva Federal y los mercados interpreten el aumento de las nóminas y el descenso de la tasa de desempleo como una prueba clara de que el mercado laboral es lo bastante fuerte y estable como para justificar el mantenimiento del tipo de interés oficial. Con una tasa de desempleo más próxima a la base de su reciente intervalo del 4.0-4.2%, probablemente harán falta varios meses de datos más suaves para reevaluar esta opinión. La Reserva Federal ya se posicionó a favor de una pausa en su ciclo de recortes de tipos en su próxima reunión de los días 28 y 29 de enero, y en este el mercado descuenta que hasta finales de año podría no materializarse el próximo recorte.
La reacción del mercado ante el aumento de las nóminas hizo que los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense (UST) subieran de nuevo, lo que en sí mismo es una forma de endurecimiento de las condiciones financieras y está destinado a influir en la ralentización del crecimiento económico. En la actualidad, el mercado está descontando apenas un recorte de 25 puntos básicos para 2025, y creemos que subestima el número de recortes que probablemente se produzcan a lo largo del año. No olvidemos que, a estas alturas del año pasado, los mercados preveían alrededor de siete recortes para 2024, que habían caído hasta cero en el segundo trimestre. Nuestra hipótesis de base anticipa que los tipos podrían reducirse hasta el 3.75%-4.0% a lo largo del año, sobre todo si se observan nuevos avances en el crecimiento salarial, en los que prevemos que pueden influir la reducción de las bajas y el aumento de las tasas de despido.
Aunque actualmente el mercado laboral parece fuerte, el endurecimiento de las condiciones financieras repercutirá en el comportamiento de los empresarios, y no hace tanto que varios expertos se mostraban muy preocupados por el aumento de la tasa de desempleo estadounidense. Pensábamos que era demasiado pronto para declarar la victoria sobre la inflación a mediados de 2024, y del mismo modo ahora advertiríamos en contra de declarar que el mercado laboral es estable y está en pleno empleo.
Con los rendimientos de los treasuries a 10 años acercándose al 5%, creemos que la duración empieza a parecer de nuevo más atractiva, pero sin duda reconocemos la fuerza de los factores que nos han traído hasta aquí. Hoy se publicará el índice de precios al consumo (IPC) de diciembre en EE. UU., que promete ser otro día interesante para los tipos.
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