Mensajes de la subida de los fletes

COMERCIO: Las tarifas del transporte marítimo de contenedores y graneles son una mínima parte de los niveles de shock de la pandemia, pero también están muy por encima de sus mínimos. El sector del transporte marítimo mueve el 90% del comercio mundial, lo que lo convierte en un barómetro en tiempo real de la lenta recuperación del ciclo de fabricación y comercio mundial. A ello están contribuyendo el "excepcionalismo" económico de EE UU, la última recuperación de las importaciones y exportaciones de China y las perspectivas para Europa, mientras que las repercusiones de la crisis del Mar Rojo han resultado ser menores de lo que se temía y las interrupciones de la cadena de suministro mundial siguen siendo escasas. Pero los impactos del Mar Rojo están resultando más duraderos. Todo ello ha empezado a cambiar la tendencia para los transportistas de contenedores, desde Maersk a Hapag-Lloyd, mientras que el creciente repunte de las materias primas ayuda a los graneleros, desde ZIM a Star.

MAR ROJO: El número de buques que transitan por el Mar Rojo ha disminuido un 50% interanual, mientras que los que realizan la ruta más larga del Cabo se han triplicado. Esto añade 6.000 km a los viajes que conectan Asia con Europa, y unas dos semanas a la duración del trayecto. El coste de envío de un contenedor estándar de 40 pies en la ruta más larga de Shanghái a Rotterdam es actualmente de 3.100 dólares, un tercio menos que a finales de enero, cuando se alcanzó el máximo de la crisis. Pero ha subido un espectacular 150% en los últimos cuatro meses y parece estabilizarse en este nivel en una "nueva normalidad" de mayores costes de flete de contenedores (véase el gráfico).

REPERCUSIONES: Las continuas perturbaciones en el Mar Rojo han sido el último detonante del aumento de los costes y los retrasos en las entregas de bienes de consumo desde los centros de fabricación de Asia a los consumidores europeos. La electrónica, la ropa, los juguetes, los muebles y los coches se han visto especialmente perjudicados, junto con los productos estacionales sensibles al tiempo, como la ropa, o las cadenas de suministro justo a tiempo (JIT, por sus siglas en inglés), como los coches. Esto ha echado más arena en los engranajes de un ciclo comercial mundial deprimido. Incentiva aún más las tendencias comerciales a largo plazo, hacia cadenas de suministro cercanas a la deslocalización más costosas y el gasto de mantener mayores niveles de inventarios, para actuar como amortiguador de lo que no es más que la última sacudida de la cadena de suministro.